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Primer trasplante cardíaco pediátrico en asistolia de Argentina: “Que la vida de Luca valga la pena”

Primer trasplante cardíaco pediátrico en asistolia de Argentina: “Que la vida de Luca valga la pena”

En un hito sin precedentes para la medicina argentina y latinoamericana, el pequeño Felipe Palagani, de un año, recibió un nuevo corazón en lo que se convirtió en el primer trasplante cardíaco pediátrico realizado en el país a partir de una donación en asistolia controlada.

Este martes, Pamela, mamá del pequeño dialogó con La Voz en Vivo y contó cómo fue todo lo sucedido desde el inicio.

Este logro médico, llevado a cabo por el equipo del Hospital Italiano, es también una historia de solidaridad, uniendo a dos familias neuquinas, la de Felipe y la de Luca Zarragud, un niño de dos años que, en su despedida, le dio una segunda oportunidad de vida a su compañero de habitación.

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“Felipe empezó con lo que parecía una bronquiolitis y ese cuadro empeoró y llegó a que su corazón prácticamente no latía”, dijo y confirmó que tiene poco menos de un años de edad.

“Sí o sí necesitaba un trasplante pediátrico. En el mes de noviembre, conocemos a la familia de Luca, que estaba esperando un trasplante de hígado”, señaló.

La conexión entre Felipe y Luca se forjó en las salas del Hospital Italiano. Ambos niños, originarios de Neuquén, compartieron no solo la misma provincia y el mismo hospital, sino también una habitación y una melodía que se volvió un lazo indestructible: “Las hormiguitas van marchando, pam, pam, pam...”.

Paula, la mamá de Luca, le cantaba a su hijo y también a Felipe, quien estaba en la cama de al lado conectado a un corazón artificial. Pamela, la madre de Felipe, escuchaba y pedía que cantara “más fuerte. Cantale para los dos”.

Lamentablemente después de que ambos volvieron a Neuquén, Luca empeoró y tuvo que volver. “Allí es cuando su familia decide donarle su corazón a Felipe”, dijo. Luego de sortear todos los obstáculos legales que representa una donación pediátrica ambos fueron sometidos a una operación inédita en América Latina: un trasplante cardíaco pediátrico en asistolia.

“El único receptor compatible para el corazón de Luca era Felipe, increíblemente. Luca sigue viviendo en el corazón de Feli. Luca está latiendo en el corazón de Feli”, señaló emocionada a La Voz en Vivo.

“Queremos que ustedes sean parte de la vida de Felipe”, remarcó Pamela que le dijeron a los padres de Luca.

“Puede haber más donaciones, falta convencer a las familias para dar ese sí. Que mi hijo haya estado 8 meses esperando, que haya perdido 8 meses de su vida no tiene sentido”, agregó.

“Y que no pase lo que le pasó a Luca, que su vida valga la pena", dijo emocionada la mujer.

Felipe nació sano pero a los cinco meses fue diagnosticado con una miocardiopatía dilatada severa, lo que llevó a que su corazón ocupara tres cuartas partes de su pecho.

Tras un largo peregrinaje hospitalario, que incluyó un ACV, una parada cardíaca y la conexión a un Ecmo, Felipe fue conectado al Berlin Heart, un corazón artificial nunca antes usado en un paciente tan pequeño en Argentina.

Sin embargo, el Berlin Heart no era una solución definitiva, y Felipe necesitaba un trasplante urgente, formando parte de la lista de espera de 12 niños en el país.

Luca, un niño “alegre, simpático, lleno de vida” que “vivía cantando”, había sido trasplantado de hígado apenas dos días antes de la llegada de Felipe al Hospital Italiano en noviembre.

A pesar de sus diferentes diagnósticos, las familias se apoyaban mutuamente, compartiendo la espera, la fe y las angustias. El vínculo continuó incluso cuando Luca recibió el alta, pero su salud empeoró.

El citomegalovirus le causó un daño irreversible en los pulmones, y ante la falta de estrategias médicas, sus padres, Paula y Nicolás, tomaron la “inmensa decisión” de donar sus órganos.

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Nicolás recuerda haber sentido el latido fuerte del corazón de Luca, intuyendo que era “lo más valioso que podía dar”. Aunque no sabían si el corazón sería viable o si el receptor sería Felipe, sentían la intuición debido a “demasiadas coincidencias”.

La donación en asistolia, donde el donante fallece por un paro cardíaco y el tiempo para la ablación es mucho más corto, es una técnica utilizada en países como España o Australia, pero nunca antes se había realizado un trasplante de corazón pediátrico bajo esta modalidad en Argentina. Carlos Chichero, presidente del Instituto de Trasplante de la Ciudad de Buenos Aires, destacó que es el primer caso en Argentina y “probablemente en América Latina” de un trasplante de corazón pediátrico con un donante en asistolia.

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Un corazón que late por dos: la historia del primer trasplante cardíaco pediátrico en asistolia de Argentina. (Gentileza Clarín)

La madrugada del 18 de junio, todo se puso en marcha. Pamela, la mamá de Felipe, recibió en la sala de espera el toque silencioso en la espalda de Paula, quien le dijo: “Ya nos avisaron que se puede”. Minutos después, recibieron la confirmación oficial: “Estamos en operativo”. El corazón de Luca era compatible, provenía de una familia que conocían, de la misma provincia, del mismo hospital, de la misma habitación, que había escuchado la misma canción.

El procedimiento inédito requirió el compromiso de un equipo multidisciplinario y la infraestructura de alta complejidad del Hospital Italiano. El corazón del donante estuvo parado durante 30 minutos, pero fue rigurosamente evaluado y considerado apto.

La realización del trasplante en la misma institución fue clave para que los minutos de traslado fueran cortos. Este procedimiento está contemplado en la Ley 27.447 de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, y se realizó bajo los protocolos del Incucai. La coincidencia fue “totalmente loca”, admitió Chichero, ya que Felipe, con un corazón artificial por cinco meses, se encontraba en el mismo hospital y en condiciones de recibirlo.

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Este trasplante amplía el horizonte de posibilidades en un escenario limitado, donde en Argentina se realizan entre 20 y 30 trasplantes cardíacos pediátricos al año.

El caso de Luca y Felipe es un “aliciente” y un mensaje a los equipos médicos para “animarnos un poco más”, según Chichero, al mostrar que un corazón que “se paró solo” puede ser perfectamente viable.

Hoy, Felipe se recupera, sin marcapasos ni drenajes, y su mamá pudo volver a cargarlo. En su pecho, late el legado de Luca. La familia de Felipe planea ponerle Luca como segundo nombre, honrando así la vida “breve, intensa, luminosa” de un niño que “vivió con todo” y cuyo corazón permite que las “hormiguitas sigan marchando” en el pecho de Feli, “late por dos”.

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La historia de Felipe y Luca, inmortalizada en un abrazo entre las dos familias, es un testimonio de cómo de lo más doloroso puede surgir “un acto de amor inmenso, capaz de darle sentido a una pérdida irreparable”. Como dijo la mamá de Felipe: “los órganos no van al cielo. Salvan vidas acá, en la tierra”.

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